¡Hola! Soy Fabrício, terapeuta Gestalt con enfoque transpersonal (más allá de la autoimagen), con formación y experiencia en Terapia Integrativa de Pareja y licenciado en medicina.
Además, integro la meditación, la atención plena (mindfulness) y la autoindagación, desde la terapia a la vida cotidiana.
Pero sobre todo, soy un ser humano afectuoso, observador apasionado de la diversidad humana, enamorado de la belleza del “verdadero encuentro”: tú y yo, siendo honestamente nosotros/as mismos/as.
Mi experiencia personal es una pieza fundamental de mi acompañamiento profesional: comparto la posibilidad de hacernos conscientes, responsables y honestos/as con nuestra experiencia mental-emocional.
Así desarrollé la “Terapia in situ”: un acompañamiento ajustado al ritmo y a la realidad de cada persona, cuyo objetivo principal es el despertar de la consciencia individual y el descubrimiento de la capacidad inherente que todos/as tenemos para acceder a la paz mental.
De esta manera, acompaño a personas que buscan felicidad, pero se sienten atrapadas en el miedo, la autoexigencia, la dependencia, la tristeza, la soledad, la ansiedad… o en cualquier otra forma de sufrimiento. Estoy con ellas en su proceso de descubrimiento de esa capacidad innata de autoaceptación, alegría y serenidad que ya todos/as poseemos (aunque no seamos conscientes de ello).
Mis principales herramientas de trabajo son: el no-juicio, la total honestidad y la confianza en la sabiduría interior de cada persona. Mi trabajo es hacer que lo descubras.
Multicultural, inquieto, cercano e intuitivo. El resultado de mi andar (que aún sigue) es una permanente aceptación de todo lo que viene, incluidos los momentos de aparente retroceso, conflictos o intenso impacto emocional: fluir con confianza en el proceso y abrazando cada parte mía que se sienta no-atendida.
Pero no siempre fue así. Como muchos/as de nosotros/as, sufrí experiencias traumáticas y gran parte de mi vida fui nervioso, desconfiado, ansioso, dependiente, sufridor y victimista. Así, me condicioné a creer que mi anhelada felicidad se ubicaba fuera de mí, hasta encontrarme una y otra vez con el abandono, con el vacío y con la temida y evitada soledad. En un instante de sufrimiento y depresión (aparentemente insoportables), me encontré en un proceso de aceptación.
De esta aceptación y de tomar consciencia de mi propio autorechazo, surgió el primer atisbo de libertad: libertad de la manera en que yo me veía a mí mismo. Con esto decidí descubrir cómo es vivir en soledad, lo que dio paso a conocerme y confiar en mis capacidades inexploradas.
Más allá de cualquier teoría, inicié un proceso de verdadero autodescubrimiento. Desde entonces, orgánicamente, aprendí a reconocer mis rigideces mentales, a deconstruir creencias, a valorar y disfrutar de lo que tengo aquí y ahora. La cosecha es abundante: más serenidad, menos exigencia, más confianza, menos descalificaciones. Ser exactamente como soy, sin la exigencia de ser diferente, es la actitud que cataliza la gratitud y la transformación.
Por condicionamientos sociales y familiares, me sentí obligado a representar roles que no correspondían a mi esencia más genuina. De esta manera, acepté la imposición de estudiar la carrera de medicina.
Después de 12 años dedicados a estudios y oposiciones, y más de 5 años de ejercicio de la profesión, tuve finalmente la oportunidad y el valor para ser consecuente y dejar lo que - sinceramente - nunca me había apetecido, pero de lo cual estoy muy agradecido.
A través de esta experiencia, se hizo evidente mi capacidad de comprender, acoger y acompañar a personas (a las que en aquel entonces yo llamaba “mis pacientes”), siempre atraído por el ámbito psicológico de sus vidas, dada la repercusión indiscutible que tiene esta dimensión en nuestra salud física. De modo que exterioricé mis habilidades afectivas e incluí en mis tratamientos el interés por el trasfondo, la escucha más allá del juicio, la atención a la igualdad que compartimos todas las personas detrás de nuestras enfermedades, la humanidad inherente al sufrimiento psíquico.
Desde entonces, me volqué en mi formación y ejercicio como terapeuta, incorporando una mirada sistémica a la experiencia profesional que ya venía desarrollando.
Hoy en día me dedico, felizmente, a compartir de manera práctica lo que me hubiera gustado recibir de mis primeros terapeutas, aunque ahora sepa que "lo que viene siempre conviene" y esté totalmente agradecido por cada paso andado en mi camino.
De modo que te invito a un breve viaje hacia el punto donde nace nuestra atención, a esta fuente de conocimiento que llamamos consciencia y desde la cual aprendemos a darle importancia a lo que realmente genera el cambio tan deseado: este exacto momento.
Agradezco todo lo que me ha traído hasta aquí y que ahora me permite “devolverlo” y acompañar a personas como tú en su propio camino.
¿Te acompaño?
¡Bienvenido/a!